Entre los dos focos culturales asentados en las cuencas del Titicaca y del Mamoré, a lo largo de un desnivel de 5.000 metros, los Andes Orientales eran el escenario de fuertes interacciones materiales y rituales. Sin embargo, esta otra mitad del mundo andino sufrió un destino histórico marcado por una enigmática sucesión de rupturas: fin de los intercambios entre pobladores andinos y amazónicos, perdida del acceso directo a los recursos múltiples, ruptura en las mediaciones y enclaustramiento de los grupos dispersos en la vertiente oriental. Los ocho estudios aquí reunidos trazan la génesis de esa mutilación. Desde las vísperas de la conquista inca hasta los albores de las repúblicas andinas, estos análisis históricos marcan las pautas del creciente divorcio entre puna, valle y monte: divorcio que afecta hoy en día tanto el uso racional de los recursos naturales como el conocimiento histórico y antropológico. El autor, investigador francés que pasó muchos años en Bolivia, nos invita a rescatar del olvido esta muy antigua complicidad entre el mundo andino y el oriente amazónico.
Thierry Saignes falleció el 24 de agosto de 1992, a la edad de 46 años. Acababa de publicar dos libros: Ava y Karai. Ensayos sobre la historia chiriguano (La Paz, HISBOL, 1990) y, en colaboración con Isabelle Combès, Alter Ego. Naissance de l'identité chiriguano (París, EHESS/Cahiers de l'Homme, 1991). Luego de décadas de trabajos dedicados al piedemonte andino y a los Andes, el historiador francés volvía así a su primer tema de investigación: los chiriguano y, muy particularmente, la frontera chiriguano. La elección de esta etnia fue en un sentido casi casual, resultado de los consejos de don Gunnar Mendoza, director del Archivo Nacional de Bolivia en Sucre (Mendoza, 1980; Saignes, 1990: 16; 1992: 12). De hecho, los Expedientes Coloniales, el fondo de manuscritos Rück o la correspondencia de la Audiencia de Charcas, entre otros, son fondos que conservan una enorme suma de informaciones sobre los chiriguano coloniales; bajo el impulso de Gunnar Mendoza, se creó incluso un fichero especial "chiriguano" para facilitar la búsqueda de los documentos a los investigadores. De ahí la sugerencia del director del Archivo, pues nadie o casi nadie, hasta los años setenta, había realizado un trabajo sistemático de investigación en esos fondos documentales.
Hablar, del alcohol en una cultura chula tropieza con una doble dificultad por el mero hecho de tocar un objeto muy familiar, prosaico, común, y por lo tanto poco estudiado y aún menos pensado. Id primer obstáculo remite al filtro de nuestra propia experiencia cultural, histórica pues, del alcohol. Dado que cada pueblo o sociedad tiene su relación privilegiada con cierto alcohol (el vino en la tradición mediterránea, la cerveza en la Europa norteña, el saké en Japón, la chicha en América...), el grupo que abusa de tal bebida es siempre el vecino, el "otro" que no "sabe tomar", según el código cultural del locutor en vigor. Cualquier bebida (y planta) estimulante aparece así, sea como símbolo máximo de convivialidad, sea como droga o veneno. La segunda dificultad remite a las condiciones de nuestro conocimiento de una sociedad indígena que ha sufrido varios siglos de dominio colonial. Se requiere aquí una doble encuesta: etnográfica, para apreciar la percepción interna del beber, e histórica para entender las transformaciones de estas mismas conductas y percepciones desde el momento inicial del contacto. Debemos vencer entonces un nuevo filtro, el de los documentos emitidos ante todo por los colonizadores: el término castellano borrachera, usado para calificar las conductas autóctonas de embriaguez, revela enseguida el grado de incomprensión y de desprecio del Conquistador hacia el "Otro".
Esta obra se propone superar la rígida división que suelen establecer los estudios americanistas entre las sociedades andinas y las sociedades de la selva amazónica. En el primer tomo, F. M. Renard- Caseritz y Th. Saignes analizan las relaciones de los grupos ubicados en las estribaciones orientales de los Andes, primero con los Incas y después con los Españoles, entre el siglo XV y el XVII. En el segundo tomo A.C. Taylor - Descola estudia la evolución de las sociedades del Este de Los Andes al Sur del Ecuador y Norte del Perú (especialmente los grupos jívaros) a lo largo de la misma época histórica.